domingo, 17 de octubre de 2010

Flores para Ella /Eva?



-Alessandro: vos sabes que me encantás?
-Eva: sí lo sé, pero por ahora no me interesa. No lo tomes a mal eh?
-Alessandro: pero Eva? Vos dijiste que nos veríamos de nuevo.
-Eva: no me entendiste cuando te dije que quería estar sola.
-Alessandro: Está bien (sonríe) te dejo sola eh, pero por favor no volvás en 10 años, escribíme.

Conozcan a Alessandro, tan argentino, zurdo y con barba-como me encantan- tan poco hombre.
Eva, tan enamoradiza, contradictoria, brillante y bipolar ¡Que combinación!- tan impredecible como un cielo nublado.

Luego de casi tres años Eva conversaba frente a la casa de Alessandro, allí en la acera, como si los años nunca hubiesen pasado. Ella dejaba la estela de un perfume nuevo, lo compró tras un fracaso amoroso que la llevó a cambiarse hasta el nombre, vestía bien sin previo aviso para la ocasión y sino, tampoco le importaba sabía que Alessandro la recordaba bien.

Ambos sonrieron al verse y se abrazaron. Alessandro la invitó a pasar, después de todo la calle no es lugar para conversar y la noche ameritaba una tertulia, como las de antes. Eso sí, jamás hablaron de aquel o de aquella, nunca existió un él o un ella. Desnudos, con la mente en blanco, con preguntas y respuestas, hablaron de todo y de nada.

Eva es una mujer cuyas facciones no cambian, pareciera detenerse en el tiempo y no el tiempo en ella. Alessandro es el mismo, rumbero, bebedor y todo lo que Eva nunca será. También es familiar, se ejercita, solía tocar guitarra, tiene varios tatuajes y siempre dispuesto a sacarle una sonrisa a Eva, esa que una vez lo enamoró.

Oh Eva! Ella sólo quiere volar. Prometió portarse bien y por ahora decidió nadar en mares pequeños. Ya nadie le ahoga el corazón.

Me llenaré de hijos y de perros.

-Eva: Alessandro disculpáme, nunca te supe amar.

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