jueves, 8 de octubre de 2009


Oh dulce Amelia!


Amala Mientras Estes con ella Lidia con Amelia hasta que un día Inusual te darás cuenta cuanto amas a Amelia.


Y así Amelia juró para siempre que el único hombre por el que se permitiría llorar de esa manera tendría su mismo apellido. Fue el mismo hombre que en su décimo quinto cumpleaños le envió una tarjeta que decía: “Eras hermosa Amelia”, luego de que durante 15 años ésta le preguntara que fue lo primero que pensó cuando la sostuvo entre sus brazos por primera vez. Amelia aprendió que el hombre que escribiera para ella le haría el amor sin tener que preocuparse por su orgasmo.

Amelia tuvo un novio. Él era apenas cuatro años mayor y era dueño de una fábrica de colchones. Cierto día, Amelia comenzó a cuestionarse si realmente una pérdida millonaria le quitaría más el sueño que alguno de sus problemas, de esos problemitas de pareja. Efectivamente, aquella noche la pieza de la máquina que se rompió ayer y tenía que ser reparada hoy a las seis de la mañana, no lo dejó dormir. Repentinamente Amelia se preguntaba si a sus 26 años la vida sabría tan a mierda. Su amiga Emilia trató de explicarle que la vida no tomaba ese amargo sabor y que a esa edad se tiene otro tipo de problemas. Amelia continuaba escuchando.

Emilia decía que a los 26 tu novia te afecta, pero que el verdadero problema es la pérdida de una inversión millonaria en el negocio de los colchones. “Amelia, él no va a dejar de dormir porque una noviecita pisó el red light district today”. “Él no entenderá ni al paso de mil años. Él sólo resolverá el resto de otra manera, tendrá situaciones más intensas en las cuales invertir tiempo y discusión” agregó Emilia.

¿Acaso la muerte de mi papá no es lo suficientemente intensa como para que todo esto me sepa a mierda? Respondió Amelia, a lo cual Emilia no susurró una palabra. Había dos llamadas sin contestar en su teléfono, ninguna de su novio, a quien el viento se llevó con la rapidez con la cual llegó. Mamá dice que la vida está llena de detalles, detalles que la hacen grande. Amelia sonrió y su mirada se conectó con la misma estrella que aquella noche, desde su ventana, cumplió su deseo. Posteriormente, Amelia buscó la estrella fugaz que apareció en casa de su amigo Darío, cuyo deseo estaba dirigido a contraer matrimonio algún día con aquel extranjero y esa noche regaló ese mismo deseo a otros quienes tienen la dicha de amarse de verdad. Amelia, una vez más, decidió dejar todo en manos de papá.
Este escrito está dedicado a Emilia: una vez mi enemiga, otras mi amiga pero mi hermana de otra vida.
Para Víctor: mi héroe, mi ángel, mi padre. Lo dejo todo en tus manos.
Para Amelia, una periodista, una escritora, una soñadora.

1 comentario:

  1. Estoy segura que las veces que Emilia fue tu enemiga, no quizo serlo, y jamas lo haria a propósito, y nunca mas. Te amo, digo, Emilia te ama. Nunca dejes de hacer esto. Creo que es la mejor medicina y la mejor terapia, total que mas podemos hacer para liberarnos de Feelings como el que te llevo a escribir esto? Escribir sobre ello. Espero que hoy sea una dia mejor.

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